SALTO DEL TORO (CRISTINA SORIANO PRADA, M)
En esta obra lo principal que podemos observar es
la gran influencia de la cultura egipcia, generalmente representando a las
figuras de perfil sin ningún tipo de perspectiva, aunque se abandonará la rigidez de las poses dando lugar así a formas más
originales. Podemos observar como otorgan volumen a las poses mediante la utilización de medias pintas o formas geométricas (espirales, olas…).
Presenta una gama reducida de colores planos y vivos siendo resultado de
utilizar diversos minerales disueltos en agua.
Tiene un fondo simple realizado con un único
color, el azul. De colores principales podemos destacar el ocre del pelaje del
toro, y la diferenciación de figuras masculinas (rojo oscuro) y femeninas
(blanco) según el color de su piel.
Podemos
comprobar que en la representación de las figuras se les ha otorgado un delicado
movimiento con la flexión de las rodillas, el movimiento del pelo o la curva
que describe el acróbata. A su vez se nos muestran como jóvenes atléticos y
esbeltos cuya característica principal es la cintura de avispa
Este fresco es capaz de mostrarnos la situación social de la época, ya que estas pinturas solían encontrarse decorando y embelleciendo los grandes palacios de la aristocracia de aquel momento. Además de adornar, la función principal de este arte sería la del ámbito religioso.
Podemos considerar esta obra un claro ejemplo de arte minoico debido a la importancia de la figura del toro, porque esta cultura consideraba a este animal un símbolo sagrado y religioso, soliéndolo relacionar con el mito del rey Minos y el minotauro.
En la capacidad de capturar la armonía y el
movimiento de los artistas minoicos junto con el sutil movimiento de la figura
humana, es donde reside la importancia artística. Todos estos aspectos hacen que sea una obra elegante y delicada.



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