COLOSO DE RODAS (DANIEL FLOR OSORIO, M)
Datación
El coloso de Rodas fue una gigantesca estatua del dios griego Helios, erigida en la isla de Rodas (Grecia), en el siglo III a.C. por el escultor Cares de Lindos. Fue considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Todo lo que se conoce sobre esta estatua se debe a los textos que nos dejaron los antiguos escritores Plinio el viejo, Polibio y Estrabón, y a las crónicas bizantinas de Constantino VII Porfirogéneta, Miguel el Sirio y Filón.
La estatua, hecha con placas de bronce sobre un armazón de hierro representaba al dios griego del sol, Helios. Su tamaño era de 70 codos (32,41 metros) de altura y pesaba unas 70 toneladas.
Los rodios, para celebrar su victoria contra el poderoso ejército dirigido por Demetrio Poliorcetes en el año 304 a.C., decidieron que Cares de Lindos (nativo de la isla y discípulo del célebre Lisipo, que había esculpido en Tarento una estatua de bronce de Zeus de 22 metros de altura) construyera una estatua gigantesca al dios Helios, protector de la ciudad. Le preguntaron al escultor cuánto costaría una estatua de 50 pies (15 metros) de altura; cuando les respondió, le preguntaron cuánto costaría una estatua del doble de altura. Él respondió que el doble y los rodios firmaron el contrato. Cares no tuvo presente que al doblar la altura, necesitaría ocho veces más materiales. Esto lo llevó a la bancarrota y el suicidio.
El coloso de Rodas fue terminado por Lanques (también de la aldea Rodia de Lindos) en el 292 a.C. Sesenta y seis años después de su construcción, en el año 226 a.C., un terremoto derribó la colosal obra. Los habitantes de Rodas decidieron dejarla acostada en el mismo lugar pues un oráculo aseguró que el derribo de la estatua fue voluntad de los dioses. Y así quedaron los restos de la estatua durante novecientos años aproximadamente, hasta que en el año 654 d.C. los musulmanes se apoderaron del bronce como botín en una de sus incursiones.
Durante muchos años se creyó que la estatua había sido erigida con una pierna apoyada en cada parte del muelle de Rodas como aparece en algunas imágenes. Sin embargo, no parece que haya sido realmente así por dos razones: si hubiera sido erigida allí, se habría hundido por su propio peso. La otra razón es que para su construcción tendrían que haber cerrado un muelle de gran importancia militar durante varios años, siendo vulnerables a ataques por mar.
Pertinencia de la imagen
Esta obra pertenece a la etapa conocida como helenismo, una era que tuvo lugar entre 323 a.C. y 31 d.C. Durante este período, los escultores buscaron y perfeccionaron el naturalismo, un interés artístico que los artistas griegos llevaban cientos de años desarrollando.
La fascinación por la escultura naturalista comienza en la época arcaica de Grecia, un periodo que duró desde el siglo VIII hasta el año 500 a.C. Aunque las esculturas realizadas en esta época transmitían más realismo que las que las precedieron, sus poses son rígidas y sus expresiones, estoicas. Del mismo modo, los escultores arcaicos se aferraban a dos tipos de figuras: el kouros masculino, o joven desnudo de pie y el kore femenino, o doncella vestida de pie.
Sin embargo, todo cambió con la llegada del periodo clásico en el año 500 a.C. Con una mayor atención a los detalles y una percepción idealizada de la anatomía humana, los escultores clásicos buscaban la perfección en su trabajo. Por lo tanto, cambiaron su enfoque de figuras kouros y kore a una gran variedad de personajes mitológicos.
Este acercamiento llevó las cosas un poco más lejos en el año 323 a.C. En esta época, los escultores adaptaron las técnicas clásicas para representar figuras realistas. Esta tendencia duró casi 200 años y culminó en lo que ahora se conoce como el período helenístico, que contaba con tres características para lograr esta estética realista: el movimiento expresivo, la anatomía realista y detalles ornamentales.
Justificación estilística
Nos podemos hacer una idea del aspecto que pudo tener esta estatua gracias a la imagen acuñada sobre algunas de las monedas que nos han llegado de aquella época. Los escritos de testigos oculares y narradores de entonces nos hablan de una estatua enorme y asombrosa. Sus descripciones hacen referencia a la efigie de un hombre desnudo que porta, orgulloso, una capa sobre su brazo izquierdo u hombro y que mira hacia el este, contemplando el sol naciente, mientras sostiene una antorcha en una mano y una lanza en la otra. Algunos opinan que, además, llevaba puesta una corona de púas, otros creen que protegía sus ojos del sol naciente con su mano derecha o, quizás, que utilizaba aquella mano para sostener la antorcha en lo alto en una postura similar a la de la Estatua de la Libertad. Aunque desconozcamos realmente su forma y aspecto, las reconstrucciones modernas del Coloso, con la estatua erguida, centrada, soportando todo su peso, son mucho más exactas que los dibujos más antiguos.
Más allá de cualquier connotación que pueda tener la estatua de complacer al Dios en Helios, los habitantes sabían que al construir esta estatua aumentaría considerablemente el prestigio de la isla. La voluntad política de quienes querían marcar los espíritus de estos ciudadanos era más que evidente y de esta forma se unió a otra de las maravillas del mundo como lo fue también el Faro de Alejandría, la cual también fue construida como un elemento de prestigio.
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