LA NOVENA OLA (GANNA MATVIYCHUK, M)
1. Datación
La Novena Ola es una obra pictórica realizada al óleo sobre lienzo por el pintor ruso de origen armenio Iván Konstantínovich Aivazovsky en 1850. La Pintura representa un mar después de la tormenta en la noche y siete náufragos tratando de salvarse agarrados a los restos de un barco hundido. El nombre hace alusión a la tradición marinera que atribuía a la novena ola de la tempestad el efecto más destructivo. Es una de las primeras obras de este pintor marinista.
Forma parte de la colección del Museo Ruso, en San Petersburgo, Rusia.
2. Pertenencia de la obra
Se presenta una obra artística de la Edad Moderna. En la primera mitad del siglo XIX el Romanticismo propugnó la recuperación de valores negados por el racionalismo de la Ilustración, tales como la tradición, la religión y el instinto. La pintura romántica dio lugar, sobre esa base, a manifestaciones muy diversas.
La pintura realista, por otra parte, es el movimiento pictórico que reproduce con precisión las apreciaciones visuales sin alteración de la realidad y que surge como oposición a las corrientes idealistas y románticas que se dio en Francia a mediados del siglo XIX.
Siendo primordialmente romántico, Aivazovsky usó también elementos realistas, conjugando dos estilos opuestos. Orientó sus obras hacia el género realista. Las mejores pinturas de Aivazovsky en las décadas de 1840 y 1850 usaban una variedad de colores y eran tanto épicas como románticas en sus temas.
Se puede observar cómo se combina el instinto, el impulso y el movimiento junto con elementos menos gráciles pero como representación más fiel de la realidad (la desesperación en los rostros de los náufragos).
3. Justificación estilística
El resplandor del sol naciente parece invitar a la esperanza, lo cual contrasta con la escena de los marineros agarrados como última oportunidad a los restos de su barco. Una ola en la parte izquierda del cuadro se alza, como congelada en el tiempo, captando el panorama dinámico del momento. Hace un uso de colores suaves, pero representando con ellos, y con mucha luz, una escena enérgica.
Se sabe que la mayoría de los paisajes los realizaba usando su imaginación y su potente memoria visual. Según él pensaba, era inconcebible captar el movimiento de los elementos (el relámpago, el viento, el oleaje...) con el pincel. El confiaba en la fortaleza de su ingenio antes que en sus sensaciones.
Esta obra se incluye dentro del arte como expresión, pues el autor intenta transmitir sus emociones y sus sentimientos (a través del movimiento, los colores) así como, de la misma forma, se defiende la creatividad del artista (como se ha dicho antes, este artista confiaba en su ingenio para la creación de sus pinturas). También podría considerarse arte como imitación, ya que intenta, en parte, mostrar un reflejo fiel de la realidad (al tratarse de una pintura en cierta medida realista).
Esta obra se incluye dentro del arte como expresión, pues el autor intenta transmitir sus emociones y sus sentimientos (a través del movimiento, los colores) así como, de la misma forma, se defiende la creatividad del artista (como se ha dicho antes, este artista confiaba en su ingenio para la creación de sus pinturas). También podría considerarse arte como imitación, ya que intenta, en parte, mostrar un reflejo fiel de la realidad (al tratarse de una pintura en cierta medida realista).
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