La dama y el unicornio (Daniela Cano, N)

Siglo XV. Lana y seda, 377 x 473 cm. 

1. Datación.
Tapiz tejido en lana y seda. Pertenece al conjunto de seis tapices flamencos, datados a finales del siglo XV, cuyo título original es “La Dame à la licorne”. Autor anónimo.
El contexto histórico de esta obra se sitúa en la Baja Edad Media (siglos XI-XV).

Los seis tapices fueron descubiertos en 1841 por Próspero Mérimée en el Castillo de Boussac, donde habían sufrido daños debido a las condiciones de almacenamiento. No se sabe a ciencia cierta quién los encargó, aunque los escudos de los estandartes y las armaduras que aparecen en los tapices pertenecen a la familia Le Viste. Estos escudos se caracterizan por tener tres medias lunas.



2. Pertinencia de la imagen.
El gusto por la tapicería es de origen oriental, y llegó a occidente con las Cruzadas (serie de campañas militares impulsadas por el papa con el objetivo de restablecer el control cristiano sobre Tierra Santa) a través del puerto veneciano durante la Edad Media. En este período histórico, los tapices eran elementos importantes en la decoración de los hogares ricos. Se utilizaban para hacer alarde de la riqueza de sus propietarios, para representar batallas o leyendas, y para ensalzar o perpetuar linajes.
Para confeccionar estas obras de arte, se necesitaba la intervención de varias personas: el pintor, que se encargaba de hacer el modelo, el cartonista, que transformaba la pintura a las medidas del tapiz y el tapicero, que daba forma a la obra entrecruzando los hilos de la trama y la urdimbre en el telar.

Los tintes naturales que se utilizaron para teñir los tejidos fueron extraídos de las siguientes especies de plantas: Rubia (tejidos rojos), Reseda luteola (tejidos amarillos) y hierba pastel (tejidos azules). Se utilizó una combinación de Reseda luteola y hierba pastel para los tejidos verdes, y los tonos oscuros fueron producidos por diferentes colores superpuestos, en particular los tejidos negros y casi negros.


3. Justificación teórica.

Este tapiz hace alegoría del sentido del tacto.En el eje central de la composición destaca una dama con el cabello suelto, portando una diadema y vestida con un traje de terciopelo. Se encuentra de pie con los brazos extendidos empuñando un estandarte con su mano derecha, mientras su mano izquierda reposa sobre el cuerno del unicornio. En esta pieza, el unicornio es de menor tamaño que en las demás piezas y el león presenta orejas puntiagudas y ojos desorbitados. Detrás se ven dos monos, uno de ellos encadenado, y un lobo, una pantera y un guepardo sujetos con collares.

La confección de esta tapicería se hizo bajo un estilo muy popular en la Edad Media conocido como “millefleurs”. Este estilo se caracterizó por tener un fondo sin profundidad, cubierto por abundante flora (flores, naranjos, pinos, robles, acebos…) y animales apacibles (monos, perros, conejos, garzas…) en una especie de Edén. Estos animales, tales como conejos, perros, cabras, monos, corderos, zorros, lobos y pájaros, aparecen en la obra como espectadores de las escenas centrales de los tapices, protagonizadas por una mujer vestida a la usanza cortesana medieval, un unicornio, que participaba o bien como actor o bien como espectador (situado a la izquierda), y un león (situado a la derecha).

En la Edad Media, tanto el león como el unicornio eran animales centrales en los bestiarios medievales. El unicornio, figura mítica cuya primera versión corresponde al período de la Antigüedad Clásica, gozó de alta popularidad durante el Medievo. Esta criatura ostentaba un cuerpo de caballo, una cabeza de cabra y un cuerno en la frente.

Si bien la tapicería era considerada un género menor dentro la Historia del Arte, a partir del siglo XVIII ese concepto cambió y en 1882, Edmond Du Sommerard, primer director del Museo Nacional de la Edad Media de París, decidió adquirir estas piezas de gran destreza manual para enriquecer la colección del museo. Actualmente, se considera una de las grandes obras maestras del arte occidental. Según varios historiadores del arte del Museo Nacional de la Edad Media de París, esta obra esconde muchos misterios que pueden ser interpretados desde diferentes puntos de vista:
La leyenda cuenta que el unicornio sólo puede ser capturado por una doncella virgen, lo que llevaría a una interpretación sexual de la obra, ya que es un animal que está relacionado con la pureza, inocencia y castidad. Otra interpretación repetida muchas veces es la alegoría de los cinco sentidos, es decir, figuras femeninas representando y encarnando nuestros cinco sentidos. Es una hipótesis presentada a principios del siglo XX. Los que afirman este punto de vista, insisten que el sexto tapiz es una combinación de los 5 sentidos y que juntos producen todo tipo de ideas de perfección y totalidad.
Por último, el célebre filósofo Michel Serres explica que la obra requiere un significado profundo por el cual el tema es transformado sobre sí mismo. En la baja Edad Media, este significado profundo era el "corazón".

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