AUGUSTO DE PRIMA PORTA (Miguel Aparicio, P)
1. Datación:
Esta estatua está inspirada en el Doríforo de Polícleto del siglo V a.C. y, aún con modificaciones que se asemejan al idealismo republicano, el estilo de este retrato es más el idealismo helenizante, por el que se busca la representación más fiel a la realidad y que refleja elegancia y equilibrio. Aparte hay que tener en cuenta que, como casi todo lo romano, está inspirado en la forma del retrato oficial griego. La figura acoge la forma de contrapposto, por el cual la estatua obtiene movimiento.
2. Adecuación de la obra:
La escultura representa al emperador romano Octavio Augusto. Debido a la posición de su brazo derecho y de como su mirada está puesta en la misma dirección de este se sabe que fue esculpido en el momento que hablaba a sus soldados (adlocutio). Está vestido con una coraza con relieves muy trabajados y un manto (paludamentum) en el que las arrugas de la seda están muy bien marcadas, lo que demuestra la destreza de los escultores de la época. La estatua se aleja de la frontalidad ladeando la cabeza y poniendo todo el peso del cuerpo en una pierna, dejando la otra flácida. La obra se caracteriza por su gran cercanía a la realidad, pues las facciones de la cara de Augusto están muy bien esculpidas: mirada serena y fría, su flequillo característico, rostro tranquilo y distante... aparte de las perfectas proporciones anatómicas, factor muy considerado por los romanos. Además, Augusto ha sido retratado descalzo, como los antiguos héroes olímpicos, y con un Cupido sobre un delfín, que simboliza su descendencia de la diosa Venus. También está personificado como toracato, es decir, vestido de militar y con una rica coraza adornada con relieves de diferentes dioses como Marte, dios de la guerra. Este tipo de esculturas fue muy utilizada por los emperadores, pues así mostraban al pueblo romano que el emperador era equiparable a héroes mitológicos o que incluso era digno de ascender a la divinidad del Olimpo.
3. Justificación teórica:
La escultura presenta al habitante en un lugar y ofrece una presentación con
materiales persistentes (madera, piedra, metal).
El lugar escultórico, esencialmente
conmemorativo, remite a una hazaña, una gesta, una leyenda, un antiguo y
persistente valor social, o da forma simbólica a un culto religioso o a una
posible celebración pagana. El espacio escultórico genera un lugar propicio
para el ritual.
En su forma tradicional, clásica, la
escultura es masculina, se circunscribe a la dimensión atlética del habitante,
expresando la forma idealizada o realista, en solitario o en grupo, de un cuerpo
sublime y varonil. La figura idónea es el héroe, en el que resalta su forma
muscularmente perfecta, sus magníficas proporciones, su carácter hercúleo.
La concepción de la estética y la belleza romana de las artes se basaba en el idealismo, en el más próximo acercamiento a la realidad. Aparte el concepto de belleza está basado en el orden y la proporción en la perfección anatómica. Aún así, intentaba atraer y conmover a base de la serenidad y la elegancia, pero distinguiendo entre belleza sensorial, para los sentidos y la belleza espiritual, para la fe y la devoción.
Concrétamente, la escultura de Augusto de Prima Porta cumple con los ideales estéticos y de belleza romana pues conlleva los requisitos de la ética y la moral del ciudadano romano, por lo que esta obra sería un icono de la grandeza romana y atraería a la población provocando una salida al exterior a los sentimientos de ésta.
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