COLEGIATA DE SAN MARTIN DE ELINES (CARMEN BRONCHALO, M )





1. DATACIÓN

    Se encuentra en la localidad de San Martín de Elines, perteneciente al valle de Valderredible, situado en el margen derecho del río Ebro, en Cantabria. 

       Aunque su documentación es escasa, se sabe que la colegiata de San Martin de Elines debió de ser un monasterio que ya ejercía su misión durante el siglo X (aún quedan restos de esa época en el claustro) y quizás se fundaría con la llegada de unos monjes peregrinos que trajeron una imagen de San Martin de Tours (de ahí que esté dedicada a este santo) y levantaron una ermita de estilo mozárabe o de repoblación. 

       Al hundirse este viejo monasterio mozárabe, se levanta otro nuevo, en 1102 (en los años del románico pleno) del que solo ha sobrevivido la iglesia y que fue importante y tuvo una gran influencia espiritual, cultural y económica y seguramente recibió donaciones de la nobleza y los reyes. Durante este siglo fue dirigido por la orden de los Benedictinos, pero en el siglo XIII fue sustituida por los Canónigos Agustinos. 

    En 1541, el Papa Paulo III suprime el rango de Colegiata de San Martín de Elines en beneficio del tercer marqués de Aguilar de Campoo. 

       Los párrocos canónigos mantuvieron el culto y cuidaron de San Martín hasta 1892, cuando murió el último canónigo, Pedro Cuadrado, que fue enterrado en el claustro. 

    En 1931 fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional y en la actualidad se encuentra en perfecto estado de conservación gracias a la colaboración de todo el pueblo

2. PERTINENCIA DE LA OBRA

        Es un claro ejemplo de templo románico, uno de los espacios predilectos de esa época.
  
       Y, como es norma en las iglesias románicas, San Martín de Elines está orientado de Este a Oeste. 

        Su estilo es simple y de muros fuertes, por lo que apenas necesita apoyos externos.

     Es una colegiata de gran calidad, de nave única bastante alta con presbiterio. Presenta ábside semicircular, linterna cuadrangular y una torre de campanario circular. 

       En el interior de la iglesia se siente la armonía y el ritmo con que se combinaron los arcos dentro del contexto arquitectónico. Se trata de arcos de medio punto sobre columnas que enmarcan las ventanas aspilleras (aberturas verticales, estrechas y profundas, practicadas en algunos muros o murallas defensivas, así como en las torres de los castillos o incluso en algunas almenas, para permitir disparar flechas con arcos o bien con ballestas)

      En el ábside apenas hay iluminación, porque sólo existen tres pequeñas ventanas en la zona del altar, las cuales representan las tres formas de luz de la Trinidad. Se trata de un espacio apto para la meditación, que busca no distraer, característico de esa época. Además, todos los capiteles del ábside están historiados, presentando, entre otros, motivos vegetales, leones andrófagos (que representan la muerte y el nacimiento a una nueva vida), y un San Jorge alanceando al dragón, que más que un valor decorativo lo tienen simbólico, para recordar la Fe, característico de los templos románicos.

       Toda la iglesia se remata con una valiosa colección de canecillos, también historiados, en los que se repiten los temas más comunes del románico de la zona. En ellos, además de las habituales cabezas de personas y animales, hay otros de combates e incluso de exhibicionistas. 

      A pesar de que el estilo es plenamente románico, las capillas y añadidos de la zona del cementerio denotan un estilo gótico del siglo XIII y muy posterior, posiblemente del XVI, es la fábrica del claustro.


3. JUSTIFICACIÓN ESTÉTICA

       Junto con otras grandes iglesias como la de Santillana o la de Cervatos, ésta es la máxima representación del románico de esta región y también uno de los edificios más interesantes de esta época.

        En ella se recoge la belleza interna y de recogimiento propias del Románico. 

      Lo primero que llama la atención según nos acercamos a la Colegiata es su maravillosa torre cilíndrica, caso único en Cantabria, con aspilleras y que fue rematada en su extremo superior ya en el siglo XVII con un cuerpo de campanas.

      En lo referente al interior del templo hay que decir que lo primero que se admira es la altura de la nave. Y es que por efecto de la colmatación, la iglesia queda a menor nivel (enterrada en torno a un metro ochenta) y al acceder a ella, da la sensación de que la altura se multiplica. 

     Otro motivo de interés es que en la parte interior del ábside se conservan las únicas pinturas románicas de Cantabria.

        También se han descubierto fragmentos arquitectónicos de época prerrománica, además de una buena maestra de sepulcros medievales.

           

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